Nos encontramos en una situación en la que las familias estamos sobrecargadas de información y tareas relacionadas con la educación.
Esto hace que nos resulte difícil el encontrar espacios en los que desarrollar una adecuada comunicación con nuestros hijos y/o hijas e incluso con nuestras parejas o ex parejas, en su caso.
En el proceso de educar a veces no sabemos lo que es adecuado, si estamos «haciéndolo bien» o no. Si hemos tomado las decisiones correctas o si conocemos dónde están los límites saludables. Pueden aparecer múltiples desafíos a los que atender. Y sentir que podemos confiar en este proceso es imprescindible para disfrutar de cada etapa de la educación.
Es de vital importancia ahora, por tanto, el disponer de recursos que nos permitan mejorar la comunicación en nuestra familia, desarrollar una mayor afectividad y resolver las dificultades educativas del día a día.
- Escucha atenta
- Cooperación
- Gestión de conflictos
- Reconocer y gestionar de forma adecuada las emociones
- Disfrutar de tiempo de calidad
- Establecer prioridades
- Respetar los tiempos de descanso
- Ayudar a la familia en la gestión de las tareas
- Fomentar una educación respetuosa
- Comprender la necesidad de los espacios personales
- Convertirnos en referentes para nuestros hijos
- Desarrollar una mayor confianza entre los integrantes de la familia